El marqués de Villalobar. Labor diplomática 1910-1918

El marqués de Villalobar (1866-1926) fue una de las figuras diplomáticas más extraordinarias del periodo alfonsino. Su amistad y vínculos con la corona española hicieron de él un defensor de la misma desde sus puestos oficiales, y encarnó como nadie los deseos de la política exterior del rey Alfonso XIII.

 

En Londres, Villalobar se hizo cargo de todos los temas relacionados con el matrimonio de Alfonso XIII, mientras que en el Portugal de la revolución de 1910 y de la primera etapa republicana defendió a ultranza los principios monárquicos –convirtiéndose en el agente más activo de la contrarrevolución monárquica– por miedo al posible efecto “contagio” que la situación portuguesa podía tener sobre el país vecino aprovechando las circunstancias portuguesas e internacionales, favorables, según él, a sus proyectos peninsulares.

 

En Bélgica, durante la Gran Guerra, Villalobar hace suyas, como pocos diplomáticos del momento, las ideas humanitarias y de mediación del rey Alfonso XIII, llegando a ser uno de los mejores representantes de su política en el extranjero. Desde el inicio mismo de la contienda se convirtió en el “Ministro protector de los belgas”, salvando a numerosas personas de ser fusiladas y dedicándose en cuerpo y alma a suavizar los efectos de la dura ocupación alemana. Su labor, por ejemplo, fue fundamental para que el hambre no hiciera estragos entre la población belga.

 

El gran mérito de Villalobar fue el de acometer una intensa labor diplomática pese a sufrir una grave incapacidad física y, con una gran fuerza de voluntad, llegar a representar a España como embajador. Esa sobrehumana capacidad de superación personal, unida a sus fuertes sentimientos monárquicos y humanitarios, fueron las directrices de su apasionante vida.

 

Este exhaustivo y ameno estudio del diplomático e historiador Álvaro Lozano se basa en el hasta ahora inédito archivo familiar, y en diferentes archivos de Portugal, Bélgica, Estados Unidos y España. En definitiva, estamos ante una obra fundamental, que supone un avance muy significativo en el conocimiento de la diplomacia del periodo alfonsino.