Joaquín Sorolla pintó cerca de dos mil cartones o tablillas de formato muy pequeño, lo que llamaba “apuntes”, “manchas” o “notas de color”. Solía llevarlas consigo en prácticas cajas, junto con unos pinceles y tubos de óleo, y eso le facilitaba la práctica de la pintura al aire libre y la posibilidad de recoger con rapidez ideas e impresiones de cosas vistas.
En principio ejercicios de carácter íntimo, que Sorolla con frecuencia regalaba a sus amigos, o bien tanteos preparatorios para composiciones de formato más regular, pronto adquirirían la consideración de obras autónomas, expresiones inmediatas de la libertad creativa del artista y ámbito idóneo para audacias experimentales. El propio Sorolla subrayó la importancia que les concedía en ese sentido al incluirlas de manera prominente en sus exposiciones internacionales de 1906 a 1911.
Cazando impresiones: Sorolla en pequeño formato presenta una cuidada selección de más de doscientas treinta obras características de cada etapa en la carrera del pintor, una producción que revela aspectos hasta ahora menos conocidos y valorados del gran artista: los apuntes de pequeño formato asombran por la rapidez, destreza y ligereza de su ejecución y muestran un afán de experimentación emocionante, un Sorolla esencial, sintético, brillante y audaz, comprometido constantemente en la indagación de nuevos desafíos visuales.
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