Paralelo al desarrollo político de la Corona española en el Nuevo Mundo fue la organización de la Iglesia americana que tuvo, desde su inicio, como fin principal el de la conversión de los indios al catolicismo. En virtud del altísimo grado de autoridad y de autonomía que se les otorgó desde la metrópoli, las órdenes religiosas y, en particular, las mendicantes, desempeñaron un papel de máxima relevancia no sólo en esta labor evangelizadora sino también en la introducción de la cultura y las artes españolas en el continente americano.
Las órdenes se fueron distribuyendo por los nuevos territorios y fundaron en ellos sus monasterios, edificios desde los que centralizaban la labor misionera en cada región, y que se erigieron en símbolos representativos de la identidad y el poder de cada orden. En estos monasterios, franciscanos, dominicos y agustinos rivalizaron en protagonismo espiritual y en grandiosidad constructiva. Los grandes proyectos arquitectónicos y ornamentales, concebidos según cultos modelos que llegaban desde España, se enriquecieron en multitud de aspectos merced a las aportaciones de los artesanos locales, que, al trabajar en los nuevos edificios, no podían dejar de lado las diferentes tradiciones decorativas vernáculas. Ello contribuye a crear un aspecto característico, pero muy variado, para unas arquitecturas orientadas, ya en origen, hacia lo espectacular.
Esta arquitectura, sin embargo, no ha estado representada en los libros de historia del arte con la importancia que merece. Ello se debe, sin duda, a la dificultad de su estudio, dispersa por tan vasto territorio, y a la complicación de reunir un buen corpus fotográfico de los numerosos edificios que la integran.
En este libro, Antonio Bonet Correa, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid y especialista en la arquitectura barroca española e iberoamericana, expone en un amplio texto las motivaciones de las órdenes, las condiciones en las que se desarrolló su tarea y todos los pormenores de la arquitectura monacal: sus tipologías, sus programas decorativos, las particularidades de los establecimientos femeninos… En una segunda parte se estudian en detalle los treinta y nueve monasterios más importantes de México, Ecuador, Colombia, Cuba, Perú, Guatemala, Chile, Bolivia y Brasil. Pero quizá la aportación más llamativa de esta obra sea el repertorio fotográfico abundante y de espectacular calidad, que se ha reunido con gran esfuerzo (una gran parte de las ilustraciones de este volumen han sido realizadas para esta ocasión), y que ofrece a la mirada una visión muy completa de este rico tesoro arquitectónico.
Advertencia: ¡Últimos artículos en inventario!
Disponible el: