Los primeros dibujos de Alan Glass tienen el aspecto de espirales de humo a punto de adquirir forma sólida, de piedra que cobra vida y se metamorfosea, de plantas y animales que se combinan. Comenzando en 1954, Glass se valió del recién inventado bolígrafo para crear imágenes extraordinariamente intrincadas y detalladas. Utilizando variaciones en presión y densidad, conjuró formas a veces exuberantes y gruesas, a ve-ces ligeras y amontonadas. Aquí, la materia inerte cobra vida y las rocas se transfor-man en plantas o criaturas aviarias. En ocasiones usó tal abundancia de tinta que los dibujos ad-quirieron casi la textura de pinturas. En estas obras, el papel del-gado se empapa de tonos de azul intenso, en línea con el uso re-currente en el arte de Glass del lapislázuli, aguamarina y otros bri-llantes tonos de azul. Los varios cientos de dibujos con bolígrafo que realizó en la década de 1950 y principios de los sesenta pare-cen ser las semillas de donde surgieron sus ensamblajes y pintu-ras posteriores y más conocidas.
Advertencia: ¡Últimos artículos en inventario!
Disponible el: