Pocos saben que la primera fotografía en color al alcance de todo el mundo tiene como origen un simple grano de patata, que su comercialización data nada menos que de 1907 y que el invento, bautizado como placa autocroma, se debe al ingenio de los hermanos Lumière, célebres creadores del cinematógrafo.
Dos años después de su primer centenario se publica uno de los libros pioneros en nuestro país sobre el tema. Centrado en España, en él se recogen un gran número de placas autocromas realizadas por fotógrafos profesionales y aficionados españoles, así como una selección de aquellas realizadas por fotógrafos extranjeros que vinieron a la península enviados por instituciones como The Hispanic Society de Nueva York, la National Geographic o la Fondation Albert Kahn. A las imágenes acompañan tres ensayos que introducen al lector en la historia de la placa autocroma, sus secretos técnicos, y otros aspectos puntuales, como las placas autocromas de la Hispanic Society o la práctica de la fotografía en colores en España.
La calidad de las imágenes, la asombrosa riqueza de su colorido, la magia que destilan por el aire puntillista que les otorga el grano de patata, así como la sorpresa de ver en colores escenas y paisajes de otro tiempo que creíamos para siempre condenados al blanco y negro, contribuyen a redescubrir un procedimiento que, inexplicablemente, ha permanecido alejado, si no oculto, a los ojos de los historiadores de la fotografía durante quizá demasiado tiempo.