Desde 1988 no había vuelto a reunirse en España un conjunto importante de obras de Eugène Delacroix. Entre tanto, nuevos enfoques sobre su obra pintada y sus numerosos escritos han puesto de manifiesto una personalidad artística cada vez más apasionante: la de un creador de gran agudeza intelectual y perspicacia, que se implicó de lleno en la elaboración de un nuevo canon cultural y artístico, del que se erigió en precursor; la de un artista con extraordinario sentido de la oportunidad y amplia visión comercial, que elevó su arte a la categoría de paradigma de una nueva época.
Los ensayos contenidos en este libro ofrecen una revisión actualizada de los estudios en torno al genial artista. Su faceta de escritor y lector apasionado es analizada por Michéle Hannoosh, de la Universidad de Michigan, autora de una reciente y cuidada edición de los extensos diarios del pintor. Las afinidades electivas de Delacroix, que el artista abraza como si fueran proclamas de una nueva era, se producen en cada uno de sus actos artísticos. Nina Athanassaglou-Kallmyer, de la Universidad de Delaware, las analiza en relación con la música, un campo de suma importancia para un artista que, al principio de su carrera, dudó entre ser pintor o músico.
Además de una completa monografía, Delacroix, de la idea a la expresión es el catálogo de una gran exposición de la Fundación ”la Caixa”. Entre las piezas que forman la muestra, algunas de ellas obras capitales del arte europeo, y que se recogen en esta publicación, figuran ejemplos de la diversidad del quehacer artístico de Delacroix: pintura, dibujo, decoraciones murales, grabado. La novedad de los planteamientos plásticos de Delacroix en el grabado calcográfico y en la litografía es revelada en el ensayo del profesor Thierry Laugée, de la Sorbona. Por su parte, Vincent Pomarède, del Musée du Louvre, estudia la presencia del paisaje en la obra del maestro, un género que hasta ahora había recibido menor atención por los especialistas en el pintor.
En 1832 Delacroix viajó al Norte de África, una experiencia que marcó profundamente su trabajo, como es bien conocido. Este viaje forma uno de los capítulos centrales del libro. Su estancia en España en esa ocasión, así como la influencia sobre Delacroix de la escuela española de pintura, que tanta presencia iba a tener en el arte posterior de Francia, son abordadas por la doctora Manuela Mena, del Museo del Prado. Este y los demás ensayos acompañan al extenso texto principal del comisario de la muestra, Sebastien Allard, del Musée du Louvre, quien propone una acercamiento general a la obra de Delacroix, desde nuevas perspectivas, en lo que constituye un completo trabajo, sintético y ambicioso, que a partir de ahora será de referencia obligada para sucesivos estudios sobre el artista francés.
La obra, en fin, se completa con otros textos específicos, a cargo de varios especialistas, que analizan en diferentes capítulos las etapas vitales en la trayectoria artística de Delacroix y los temas que presidieron su obra: sus años de juventud, de madurez, el retrato, la pintura de animales, las composiciones de inspiración literaria, el desnudo, su dedicación al dibujo, etc. así como con una biografía comparada y una actualizada selección bibliográfica.
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